El valor de un equipo
Empresas, organismos e incluso partidos políticos, están padeciendo el problema de confundir GRUPO con EQUIPO. Muchos consideran que por el sólo hecho de contar con gente, ya lo tienen todo para dar vida a una empresa de primer nivel, o a una sociedad estable, o a un gobierno honesto. Sin embargo, lo que vemos en la actualidad, nos dice que existen muchos grupos dentro de la sociedad en la que vivimos, pero escasean los equipos. Hay empresas, que por más que trabajan y luchan por alcanzar sus objetivos, nunca terminan de concretar al equipo para lograrlo.
¿A qué se debe esto? La razón, es que un equipo se forma con personas que poseen principios de vida y valores, como la honestidad, la lealtad, la reciprocidad y el compromiso. Son personas que se encuentran unidas, con empatía y pertenencia, lo que da lugar a la magia de la armonía para establecer objetivos comunes que detonen un trabajo coordinado bajo principios sólidos de respeto, para el desarrollo, el crecimiento, el fortalecimiento y la superación.
El problema dentro de la sociedad, los organismos, las empresas y los gobiernos, se genera cuando sólo se va en busca de gente para que haga las cosas, pero no de aquellos que poseen la capacidad y los valores para trabajar en equipo. Un equipo, tiene como principio de éxito su capacitación, pero sobretodo su empoderamiento, organización, establecimiento de metas, administración, supervisión, seguimiento, evaluación y re proyección. Un equipo, es como un carro bien afinado o como una orquesta perfectamente armonizada.
La palabra armonía, es un término musical, que implica afinidad entre las notas de diferentes instrumentos; pero en lo humano, armonía implica correspondencia, acuerdo, inteligencia emocional para un trabajo de unidad, a pesar de las diversidades y de las diferentes ideas que pudiésemos llegar a tener. Esa afinidad, no es producida por nuestra capacidad intelectual o académica, sino por el desarrollo humano y las convicciones transpersonales que tenemos.
En la música, se requiere un proceso de afinación; pero en los humanos, se requiere un proceso de superación. Los que hemos comprendido el valor y la esencia de un verdadero equipo, trabajamos todos los días para lograr esa armonía o esa empatía. Los instrumentos se escuchan excelentemente bien, cuando se encuentran en manos de un buen músico; pero las personas generan la magia de la empatía y de los logros extraordinarios, cuando tienen la creencia firme en las leyes y principios que rigen el buen vivir.
Hay personas que no pueden ser parte de un equipo, ni formar un equipo, porque son egoístas, envidiosas y ventajosas, sólo confían en sus capacidades y conocimientos, y buscan sus intereses, descartando la liberalidad y olvidándose de lo más importante: ser mejores como individuos.
Cuando una persona carece de estos valores, sólo forma grupos y no equipos. Un grupo, así como se forma, también se desintegra; pero un equipo, permanece firme a través de los tiempos, soportando subidas y bajadas, tempestades, y aún tiempos de vacas flacas. No nos engañemos, no es lo mismo EQUIPO que GRUPO; y un equipo no se hace de la noche a la mañana, se hace con honestidad y lealtad.