La edad de las canas
Los niños y ancianos, son seres que debemos proteger y cuidar, porque son las dos etapas más vulnerables del ser humano.
Debemos cuidar de esos hombres y mujeres que han llegado a la edad de las canas, hombres y mujeres que han cumplido con su misión de trabajo y a los que sólo les resta descansar mientras nos iluminan con su conocimiento, capacidad y experiencia.
Alemania, tiene un respeto enorme por estos hombres y mujeres de la tercera edad, por lo que son venerados en ese país. No ve a estos hombres y mujeres con compasión sino con respeto y reconocimiento. No permite que tengan un trabajo por lástima, porque son hombres y mujeres que deben ser vistos y tratados con honra.
Wal-Mart vio frustradas sus intenciones para poder ingresar dentro del mercado de Alemania, porque pretendía usar a los ancianos para abrir sus puertas y para empacar en las cajas.
En nuestro país, existen muchos hombres y mujeres en condiciones lastimosas que han llegado a
la tercera edad, que deberían ser motivo de respeto, honra y cuidado por parte de adolescentes, jóvenes y adultos.
La condición de nuestros ancianos, nos muestra la calidad humana y espiritual que tiene una comunidad y un país.
Uno de los libros poéticos del canon universal hace referencia de estos personajes de la tercera edad: “es cuando tiemblan los guardas de la casa (brazos y manos), y se encorvarán los hombres fuertes (piernas), cesan las muelas porque han disminuido, se oscurecen los que miran por las ventanas (los ojos); las puertas de afuera se cierran (oídos), por causa del bajo ruido de las muelas. Es la edad, en la que se levantan a la voz del ave (de madrugada), y las hijas del canto son abatidas (cuerda vocales); cuando temen de lo alto (escalones), y tienen temor de tropezar en el camino; es cuando florece el almendro (las canas), y la langosta le es una carga (solo quieren café con leche), y se pierde el apetito; porque sus fuerzas han menguado quedando como un legado para las nuevas generaciones.”
Es increíble, que nuestros ancianos vivan preocupados, y los adultos, con miedo de llegar a esa edad. Los ancianos, nunca deben ser una carga, sino una responsabilidad para las familias y la sociedad. Son personas que trabajaron; hombres y mujeres que dedicaron su vida, esfuerzo y capacidades para heredarnos un beneficio. Nos han dejado un escalón para que continuemos donde ellos se quedaron. Cuando mires un anciano, hazlo con respeto; hónralo, dale el paso, adelántalo en las filas, ofrécele tu silla y tenle paciencia. Con ello engrandeces tu vida y te transformas en un agente de cambio y transformación.